Actualmente hay cierta tendencia a pensar que eso que nos contaban nuestros mayores cuando éramos pequeños de “estudia y llegarás lejos” es una mentira, y bien gorda. Miles de jóvenes, y adultos-jóvenes, con carrera universitaria, máster e incluso doctorado, siguen sin encontrar empleo, viviendo en casa de sus padres o trabajando en ETT, casi siempre en hostelería, eso hace que se pregunten el porqué de aquella frase y se digan a sí mismos que era mentira. Y sinceramente, no me extraña.
Ahora bien, una cosa es que no me resulte extraño que se planteen esas cuestiones y otra cosa es que esté de acuerdo con ellos. Si bien es verdad que estudiar mucho y bien no es la clave del éxito, sin estudios no se suele tener ni la mitad de probabilidades de llegar a una meta óptima por lo que, aunque no es garantía de nada, sí es un factor realmente influyente.
Sin embargo, ese “estudio” ha cambiado mucho, y radicalmente, de un tiempo a esta parte. Las empresas ya no buscan sólo personas formadas, con conocimiento y cierta experiencia, sino que ahora buscan a personas predispuestas a formarse, capaces de aprender, de moldearse y de adaptarse a las necesidades que requiere el puesto de trabajo.
Lógicamente nadie pretende que un fontanero, periodista o profesor, acabe en un quirófano operando a alguien de apendicitis, pero sí es posible que alguien que estudio electricidad acabe de ayudante de fontanería hasta conseguir la suficiente experiencia como para ser él mismo quien dirija los proyectos. O que un periodista adquiera los conocimientos necesarios como para redactar y publicar en Internet.
Las cosas han cambiado
En mi opinión, hemos llegado a un punto en el que se requiere de una cultura general en las primeras etapas educacionales y de algo más específico en la formación adulta. Como una especie de FP actualizado con ciertas variaciones.
Así, mientras que en el colegio, e incluso en el instituto, se nos forma para ser personas, cultas, preparadas para la vida, pero personas sin más, en los estudios superiores se están empezando a pedir aptitudes más que conocimientos, y creo que es todo un acierto.
Los libros de texto también han cambiado, atrás quedaron esos cuadernos de ejercicios donde se repetía una y otra vez el mismo concepto hasta que se te quedaba grabado a fuego. Ahora buscan la comprensión, la explicación y el entendimiento, lo que se pretende es integrar ese conocimiento en nuestro bagaje cultural para que pase a formar parte de nosotros mismos. Podéis comprobadlo en la mayoría de editoriales: en la portada de la web de Ediciones Aljibe veréis que ya no hay libros de matemáticas y geografía tradicionales, ahora vemos títulos como “Cuaderno para hablar”, “Aprendo a… Comprender lo que leo” o “Mejores maestros, mejores educadores”. ¿Y sabéis qué? Creo que es un acierto, porque a veces no necesitamos saber analizar una oración sintácticamente y sí nos es necesario saber desenvolvernos en la sociedad. Y, que conste, que no pretendo decir que las matemáticas, la física o la literatura no sean importantes, sino que hay que enseñar esos conocimientos desde otro punto de vista, uno mucho más práctico y comprensible.
Con respecto a la formación laboral ocurre algo similar aunque mucho más específico. Atrás quedaron las empresas que solicitan “cerebritos” con matrícula de honor en todas las asignaturas de la carrera y un máster o postgrado, ahora las empresas quieren gente dispuesta a aprender y a adaptarse.
Cada día son más los gerentes que prefieren formar ellos mismos a sus nuevos trabajadores, y no sólo en las actividades que realizará en el puesto de trabajo, sino también en aptitudes, trabajo en grupo y resolución de problemas. Por eso, muchas de esas empresas optan por contratar servicios de coaching. QB Consultores es una empresa experta en ofrecer formación práctica para conseguir que los empleados de diferentes compañias, nuevos o con experiencia, obtengan nuevas habilidades y potencien sus fortalezas. Es lo que conocemos como coaching, evaluación, planes de acción… etc.
Sea como sea, la realidad es que el mundo laboral ha cambiado. Ya no se necesitan tantos títulos bajo el brazo, lo que se busca es experiencia y ganas de aprender así que, no es que nuestros mayores hayan mentido, es que el “estudio” tal y como lo conocíamos, ha cambiado.