Que el negocio de la construcción ha sufrido la crisis más grave de su historia en España ya lo sabemos. Que este sector tocó fondo hace unos años y ahora está comenzando a resurgir de sus cenizas es una percepción que cada vez más personas tenemos clara. Sus perspectivas de cara al año 2017 no son malas según informa El Mundo en este artículo, en el que se señala que nuestro país necesitará un total de 140.000 casas nuevas cada año hasta 2025.
Estos datos avalan el proyecto de las muchas personas que tienen un negocio ligado al de la construcción. Acabamos de ver que hay trabajo para unos cuantos años y ha llegado la hora de edificar con calidad, con los mejores y más resistentes materiales del mercado, una condición fundamental para animar a las familias a adquirir una vivienda.
Llevo quince años metido en el negocio de la construcción y me ha tocado vivir con intensidad la montaña rusa que ha experimentado este negocio en lo que llevamos de siglo XXI: desde el buen inicio de los años 2000 hasta la llegada de una crisis que nos ha dejado bajo mínimos entre 2007-2008 y 2015. Como decía, parece que ahora el negocio está teniendo un verdadero repunte después de tanto tiempo y que llega la hora de volver a construir. Pero, desde mi punto de vista, hay que cambiar la mentalidad: no podemos centrarnos tanto en la cantidad de productos que generemos, sino en la calidad de los mismos.
En otras palabras: tenemos que hacer mejores viviendas. Esta es la máxima que manejo desde la dirección de una pequeña empresa constructora que opera principalmente en Castilla-La Mancha. Creo que el éxito y el futuro de una empresa como la mía reside en crear unas casas que no solo sean amplias y baratas, sino que estén hechas de unos materiales resistentes y estéticamente válidos. Materiales entre los que se encuentra la pizarra.
Siempre he sido un enamorado de un material como la pizarra, pero no ha sido hasta recientemente cuando me he dado cuenta de su utilidad en la edificación de viviendas, sobre todo para los tejados y los suelos. Además, se trata de un elemento que llama la atención de la gente y que estéticamente es precioso, como queda demostrado con su presencia en los tejados del Alcázar de Segovia, por ejemplo.
Comencé a preguntar a los socios inversores de mi empresa qué les parecería empezar a trabajar con pizarra. La idea fue bien acogida, pero estaba sujeta al precio al que pudiéramos adquirir el material. Había que obtener información precisa sobre entidades que pudieran facilitárnosla antes de tomar una decisión final., así que a través de Internet comenzamos a investigar.
Ardoises d’Espagne, un proveedor ideal
Comparando entre las diferentes empresas que podían suministrarnos pizarra, nos dimos cuenta de que era Ardoises D’Espagne la que destacaba por encima de todas. Trabajaban con un material perfectamente seleccionado que ellos mismos se encargaban de distribuir y vender a un precio totalmente asequible para mi compañía. Mis socios me instaron a que cerrara el acuerdo y así poder comenzar a trabajar con uno de los materiales más resistentes del mercado.
A los pocos días recibimos el primer pedido y comprobamos que, efectivamente, se trataba de pizarra de una calidad inusitada. Teníamos vía libre para comenzar a edificar utilizándola y eso es exactamente lo que hicimos. La empleamos especialmente para los tejados de las viviendas, pero también para los suelos de los patios interiores debido a que, durante el invierno, muchos de esos suelos sufren grietas y desperfectos de todo tipo.
Pasados unos meses, hemos constatado el gran acierto que ha supuesto empezar a trabajar con un material como la pizarra y con un distribuidor tan fiel y serio como Ardoises D’Espagne. Y lo hemos constatado gracias a los clientes que visitan nuestras viviendas en construcción, que quedan encantados y sorprendidos ante lo que ven y se muestran dispuestos a adquirir una de nuestras casas.
Y es que, trabajando con materiales de primer nivel y con un buen proveedor, este sector está más vivo que nunca.