El corporativismo, una cuestión de visionarios

La calidad y el precio de los diferentes servicios o productos no son los únicos aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar la imagen que se desprende de una empresa. De hecho, estos dos factores son solo los primeros que han de ser tenidos en cuenta. Pero detrás de ellos hay un auténtico vendaval de cuestiones que hay que saber gestionar para hacer posible que la imagen de la que estamos hablando se ajuste a lo que queremos conseguir.

La calidad y el precio de los diferentes servicios o productos no son los únicos aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar la imagen que se desprende de una empresa. De hecho, estos dos factores son solo los primeros que han de ser tenidos en cuenta. Pero detrás de ellos hay un auténtico vendaval de cuestiones que hay que saber gestionar para hacer posible que la imagen de la que estamos hablando se ajuste a lo que queremos conseguir.

Es evidente que hay muchas maneras de conseguir esta clase de objetivos. Pero durante los últimos años es una la que está prevaleciendo por encima del resto: hablamos de la adquisición y posterior decoración de las sedes corporativas, un aspecto que, como decimos, está muy extendido en la actualidad y que también genera una imagen de marca que, en términos publicitarios y de marketing, es realmente interesante. Que se lo pregunten a varios de los responsables de las entidades que han apostado por esto últimamente.

El portal web Eje Prime publicó hace algún tiempo que España estaba experimentando un aumento bastante importante del número de sedes y edificios corporativos, una tendencia que esperaba hacerse todavía más grande en 2018 y que, en efecto, se produjo durante los 12 meses del citado año. Como vemos, está bastante extendido este proceso y la construcción de sedes corporativas en España. Eso es por algo. Y es que ya son muchos los expertos que han asegurado que hacerlo implica una mejora bastante importante en lo que tiene que ver con imagen de marca.

Es evidente que quien fue visionario en su día en este caso dispone hoy de un edificio o sede corporativa que puede ser la envidia de todos aquellos que buscan conseguir precisamente eso. Y es evidente que existen muchas maneras de lograrlo y que está bien valorado ser original puesto que es esa característica la que nos va a permitir llamar la atención de la gente. A día de hoy, son varias las técnicas pero hay algunas que se están imponiendo a la hora de construir edificios especiales y que den imagen de marca. El uso del hormigón está presente en todas ellas.

El uso de hormigón para la caracterización de diferentes sedes y edificios corporativos ha sido el común denominador entre aquellas primeras empresas que intentaron crear una imagen de marca. De hecho, son conocidas las fachadas de muchos edificios corporativos. Bankia con las Torres Kio, la torre Iberdrola, la arquitectura de muchos de los hoteles de Meliá… Estos son solo algunos ejemplos. Según nos han comentado desde Eiros, el uso del hormigón es y va a seguir siendo una referencia en el campo de la creación de imagen de marca.

Un sector que va en crecimiento

Una noticia publicada en la página web oficial de la Fundación Laboral de la Construcción hablaba del crecimiento que se viene experimentando en el sector del hormigón desde hace algunos años. Según dicha noticia, la producción de hormigón preparado creció un 10’4%, siendo especialmente impulsada por la iniciativa privada. Y es que el hormigón se ha destapado como uno de los materiales que más y mejor pueden adaptarse a las necesidades que tantas personas consideran que necesitan sus oficinas y sedes empresariales.

Desde luego, teniendo en cuenta que vivimos en un momento en el que la imagen lo es absolutamente todo, parece evidente responde a la pregunta acerca del porqué de la inversión de tantas empresas en hacer los edificios en los que se sitúan más parecidos a lo que representa su marca. Hoy en día es tan importante vender nuestros productos o servicios como potenciar nuestra imagen. De eso seguro que muchos y muchas ya de han dado cuenta.

Quienes fueron visionarios y apostaron por esto cuando nadie lo hacía seguro que tienen un corporativismo que está mucho más a flor de piel tanto en la decoración y estructura de sus edificios como en la adquisición de los valores de la empresa entre sus empleados. Quienes no hayan conseguido esto todavía tienen que seguir trabajando, porque ha quedado demostrado que si un trabajador se siente identificado con su empresa, mayor puede llegar a ser su productividad.

 

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