Cuestiones éticas y morales al margen. Obviando que haya a quien pensar en estos asuntos le resulte un tanto desagradable por lo que conlleva su proceso, podemos considerar la taxidermia como una suerte de arte que se entrelaza con la ciencia. Especialistas en material artístico como Artespray, así lo considera, pues entre su catálogo puedes encontrar material para la taxidermia. No en vano, lograr que cada pieza que elabora un taxidermista goce de realismo y naturalidad, no resulta fácil.
Probablemente, a muchos esta disciplina les resulte algo primitivo, como si ya no se llevara. Sin embargo, a nivel científico e histórico, la taxidermia sigue vigente, pues es la mejor manera de conservar los animales de manera que no desaparezcan y quede constancia de su existencia. Esto es fundamental en el caso de especies en peligro de extinción o que ya han desaparecido y es posible conocer gracias a que alguien, en su día, se tomó la molestia de disecar la pieza. La taxidermia no consiste en capturar un animal y disecarlo así porque sí, tiene sus propias normas y códigos y debe cumplir con una serie de requisitos para que sea legal.
A aquellas personas a las que le gusten los animales y la historia que los rodea, la carrera de taxidermista puede ser una opción laboral interesante. Sea como fuere, si te interesa conocer un poco más todo lo relacionado con esta profesión, en este artículo vamos a hablar sobre las funciones del taxidermista, las técnicas y la normativa relacionada con esta actividad.
Para empezar, debemos saber que la taxidermia consiste en una disciplina que ser dedica a la preparación y disecación de los animales, con la finalidad de facilitar su exposición, el estudio y la conservación de la especie. En palabras llanas, se trata de disecar animales de la manera mas fiel a la representación del animal si este, estuviera vivo. Aunque se trata de una práctica utilizada en todos los diferentes grupos de animales, lo más habitual es que se realice con mamíferos vertebrados.
Una práctica milenaria
Disecar animales no algo novedoso. Se trata de una práctica antigua muy ligada a la caza, en la que se entiende que disecar la pieza cazada, era el trofeo y el recuerdo de haber ganado la batalla al animal en cuestión. No obstante, la ciencia fue quien adoptó la técnica con un fin divulgativo y de investigación. Tanto es así que la biología debe sus progresos en gran medida a las colecciones existentes de animales naturalizados. Actualmente, esta disciplina es muy utilizada a la hora de exponer animales en museos, facultades de ciencias y, por supuesto para algunos, como afición en la que se disecan piezas de caza.
Hay que matizar que para muchos expertos en taxidermia, la práctica se considera como un arte que requiere de ciertas habilidades y técnicas para la recreación de los animales tal y como lucían en vida. Por otro lado, es necesario que el taxidermista, posea conocimientos científicos que faciliten esa tarea de recreación realista. Por lo que podemos repetir que, la taxidermia, constituye un afortunado encuentro entre la ciencia y el arte.
Desconocemos como lo hacían en la antigüedad los primeros taxidermistas, aunque seguramente seguirían una serie de pasos muy similares a los que se siguen en la actualidad. Seguro que un buen conocedor de esta disciplina, saber perfectamente cómo se hacía en sus comienzos. Pero si sabemos cuáles son las tareas principales que realiza el taxidermista y vamos a enumerarlas a continuación:
- Lo primero es tomar las medidas. Antes de proceder a disecar a cualquier animal, hay que tomar las medidas de su cuerpo inerte. Hay que estudiar la fisiología y anatomía propias de cada animal con detalle.
- Posteriormente, se elimina la piel del animal, no eliminar como tal si no extraer la misma procurando hacer el menor número de cortes y costuras.
- Una vez se tiene la piel, se curte para preservarla y eliminar la humedad que puede propiciar la descomposición de la misma.
- Realizadas estas tareas primordiales, el taxidermista procederá a realizar un marco con la forma del animal. Esta forma será detallada y se realizará con alambre, papel mache o espuma y, algunas partes con arcilla.
- Sobre esta estructura cubierta con pegamento, se monta la piel y se une cosiéndola.
- Una vez agregada la piel a la estructura, se agregan los detalles como los ojos o la reconstrucción de partes pequeñas del animal con los materiales más adecuados.
- Con todos los detalles ya colocados y la reconstrucción del animal terminada, se monta sobre placas de madera o entornos realistas, en función de las necesidades del cliente.
Basta con comprobar los pasos seguidos por el taxidermista para darse cuenta de que esta disciplina, requiere de arte.
El método y la técnica
Como sucede con cualquier disciplina, artística o no, no existe una sola manera de hacer las cosas. En el caso de la taxidermia, los métodos que se pueden utilizar son variados y dependen en gran medida del tipo de animal o las partes con las que se trabaja. Lo que sí es común a cada trabajo es el estudio previo necesario de la fisiología y anatomía del animal, como ya hemos comentado anteriormente.
En función de las partes a trabajar podemos hablar de diferentes técnicas. De tal manera que cada una se aplica como corresponde. En el caso de los animales, concretamente los mamíferos, se retira la piel de una pieza, justo inmediatamente después de su fallecimiento. Para hacer esto, hay que utilizar un cuchillo muy bien afilado, se profiere un corte en la parte trasera del animal, para que después no se noten las costuras y se limpia la piel, se sala y se seca antes de rehidratarla y proceder a su curtido. En el caso de las aves, se aplican los mismos métodos pero teniendo especial cuidado de mantener limpias las plumas.
En el caso de disecar cráneos, en primer lugar, hay que limpiarlo y eliminar toda presencia de carne. Para que resulte más fácil y eficaz, se cuece la cabeza y una vez, la carne está blanda se descarna dejando la parte ósea libre de ella. Posteriormente, se procede a blanquear. Esto se hace mientras el hueso sigue caliente regándolo con agua oxigenada. Tras el blanqueado, se seca y se lija, antes de pulir la pieza y abrillantarla. Por último se realiza su montaje.
Los colmillos también son proclives al disecado. Por eso podemos observar en los museos animales extintos en perfecto estado, mostrando sus grandes colmillos. La taxidermización de los colmillos se hace separándolos de la cabeza, para lo que hay que cocer la cabeza y extraerlos mediante un corte por la mandíbula. Otra forma de hacerlo es mediante maceración, metiendo la cabeza en agua hasta que esta se descomponga. A continuación, se limpian y secan, antes de rellenarlos para que no se dilaten o quiebren. Para que no se abran, se utilizan abrazaderas de alpaca, plata u oro.
Entre las técnicas más comunes, podemos hablar del relleno, necesario para que el animal conserve sus proporciones naturales de la forma más fiel posible. Esto es así debido a que los animales disecados no conservan sus órganos por lo que hay que rellenarlo como ya hemos visto anteriormente. Así mismo, el material que se utilice para rellenar la pieza, depende directamente del animal a disecar. En el caso de las aves, se utiliza estopa, para los peces serrín y para los mamíferos, paja. También es posible mezclar varios tipos de relleno y conviene controlar la calidad y cantidad de los materiales utilizados. Algodón para las cavidades y huecos pequeños o musgo y corcho para animales de mayores dimensiones son otras de las opciones de relleno posibles.
En cuanto a los instrumentos y materiales a utilizar, se eligen en función de la parte que se vaya a realizar, si es para disecar, se utilizan escalpelos para la extracción de músculos y articulaciones y limpia papeles para limpiar la piel y eliminar la suciedad. Pinzas, tijeras o agujas para acceder a las partes del cuerpo y tenazas, limas y alambres para las cavidades más pequeñas.
No hay que olvidar que los huesos de los animales también deben ser preparados y colocados en su posición anatómica natural. Así como el curtido de la piel que permite estabilizar las propiedades de la misma y evitar su descomposición. Esta es una de las prácticas más antiguas conocidas.
Como decíamos al principio, practicar la taxidermia, conlleva el cumplimiento de una normativa. No se puede ejercer la disciplina sin inscribirse en el Registro correspondiente y disponer de una autorización para poder realizar la actividad. La persona que practique taxidermia deberá llevar un libro de registro en el que hará constar todos los datos referentes a los ejemplares que van a ser disecados.
Además deben considerar las regulaciones correspondientes a cada comunidad autónoma así como toda normativa relacionada como puede ser la Ley 42/2007 de 13 de diciembre de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad; el Decreto Legislativo 2/2008 de 15 de abril o el Real Decreto 50/2018 de 2 de febrero, entre otras.