Desde el momento en que un coche sale de la fábrica, comienza a sufrir a través del tiempo y el uso una serie de cambios y desafíos que inevitablemente afectan sus componentes. Esto quiere decir que a medida que tu vehículo avanza por carreteras y se enfrenta a diferentes condiciones ambientales, sus múltiples partes están sujetas a un proceso natural de desgaste y envejecimiento. Esto, si nos paramos a pensarlo, es lo más normal del mundo ya que ocurre para todas las cosas, lo malo es que este desgaste no solo afecta a la apariencia física de nuestro coche, sino que también influye en su rendimiento y confiabilidad a lo largo de los años.
¿Qué partes suelen sufrir ese desgaste afectando al rendimiento?
- Los neumáticos son propensos al desgaste con el tiempo debido al contacto constante con la carretera, ya que la banda de rodadura se va desgastando gradualmente, afectando así a la tracción y la eficiencia del combustible, por tanto, es fundamental verificar regularmente la presión de los neumáticos y reemplazarlos cuando sea necesario.
- Los frenos por supuesto también experimentan un desgaste durante el uso normal, puesto que las pastillas de freno y los discos se desgastan con el tiempo y deben reemplazarse para mantener un sistema de frenado efectivo y seguro.
- Otro punto importante a tener en cuenta es que la batería de nuestro coche tiene una vida útil limitada y puede descargarse con el tiempo, por lo que es normal que la batería necesite ser reemplazada después de unos años, especialmente en climas extremos.
- Los fluidos del vehículo, como el aceite del motor, líquido de frenos y refrigerante, se degradan con el tiempo, por tanto, debemos seguir al pie de la letra el programa de mantenimiento recomendado para nuestro coche para asegurar un rendimiento óptimo del vehículo.
- Los componentes de la suspensión, como los amortiguadores y las rótulas, pueden desgastarse, perjudicando la comodidad en la conducción y la estabilidad, así que las revisiones periódicas y la sustitución de estos componentes en caso de que no conserven un buen estado es fundamental para mantener un manejo seguro y evitar tener un accidente.
- La corrosión es una amenaza constante, especialmente en áreas con climas húmedos o con inviernos salinos, y es que, a causa de esto, los componentes metálicos, como el chasis y las partes inferiores, pueden corroerse con el tiempo, comprometiendo la integridad estructural de nuestro vehículo.
- Debemos tener mucha precaución también con los componentes eléctricos, como las luces, interruptores y sensores, ya que estos pueden fallar con el tiempo debido a malas conexiones, desgaste o problemas en el sistema eléctrico. Un buen ejemplo de ello sería por ejemplo sería que a nuestro coche le falte aceite y fallara el testigo, esto podría ser muy perjudicial si no lo detectamos a tiempo.
- Los componentes del sistema de gases, como el catalizador y el tubo de escape, pueden corroerse y desarrollar fugas con el tiempo, así que debemos mantener una inspección periódica correcta para garantizar un rendimiento eficiente y cumplir con las normativas ambientales.
El factor más importante a tener en cuenta: el motor.
Las piezas internas del motor, como los pistones y los rodamientos, están destinadas a sufrir un desgaste natural debido a la fricción generada por el movimiento continuo y las altas temperaturas que se producen durante su funcionamiento. Esta fricción y calor pueden causar un desgaste progresivo en estas piezas, lo que poco a poco va afectando al rendimiento del motor.
Para contrarrestar este desgaste, es importante cambiar el aceite del motor regularmente como hemos indicado en un punto anterior, ya que el aceite lubrica las piezas móviles del motor, reduciendo la fricción y disipando el calor, y si además incluimos la sustitución de filtros, así como la revisión periódica de otros componentes del motor, todo esto ayudará a mantener el motor en óptimas condiciones y prolongar su vida útil.
En casos en los que el motor haya sufrido un desgaste interno importante, es posible que se requiera una rectificación del motor. Este proceso, como bien saben los profesionales de Mínguez SA, implica la reparación o sustitución de las piezas desgastadas, así como la rectificación de las superficies internas del motor para intentar restaurar su estado al de origen utilizando herramientas especializadas de limado, recuperando por tanto su aspecto y funcionamiento óptimo. La rectificación del motor es una medida más extrema y debe ser consultado en tu taller de confianza, ya que ahí es donde decidirán si es más recomendable que la misma sustitución completa del motor sobre todo por el coste o la disponibilidad de piezas, pero puede ser necesaria para restaurar la eficiencia y prolongar la vida útil del motor, especialmente en vehículos con un gran kilometraje o en los que la falta de mantenimiento preventivo ha causado daños significativos.
