Si hay una cosa que nos gusta a todos los espaƱoles y a todas las espaƱolas, esa es sin duda el deporte. Cada fin de semana, miles y miles de personas en nuestro paĆs estĆ”n atentas a lo que se desarrolla en el mundo del deporte. En EspaƱa se celebran miles de partidos de fĆŗtbol cada sĆ”bado y cada domingo, cientos de partidos de baloncesto, de balonmano, de fĆŗtbol sala. Y la cantidad de gente que se acerca a ver espectĆ”culos de este tipo es brutal.
Estos eventos se producen en lugares que son, entre sĆ, muy diferentes. Los grandes partidos de fĆŗtbol de Primera División llevan a mĆ”s de 30.000 personas de media a cada estadio, lo cual es una cantidad de gente enorme. Los deportes como el baloncesto, como el balonmano o como el fĆŗtbol sala llevan menos gente a los pabellones como consecuencia de que el campo de juego es mĆ”s pequeƱo y que gozan de menos arraigo que el balompiĆ©. Pero aĆŗn asĆ, miles de espectadores acuden a verlos como consecuencia de su emoción y su grandeza.
La cantidad de gente que acude a ver un partido deportivo durante un fin de semana hemos dicho que es alucinante en nuestro paĆs. Eso obliga, evidentemente, a que se dispongan de muchos sistemas de seguridad dentro de los campos de fĆŗtbol, de los pabellones y de las ciudades deportivas de nuestro paĆs. Tanto es asĆ que el Consejo Superior del Deporte, en colaboración del Gobierno de EspaƱa y de algunas instituciones mĆ”s, han elaborado un manual de Seguridad en Instalaciones Deportivas que es de obligado cumplimiento para todos los clubes, ya sean de primer nivel o del mĆ”s pequeƱo. Su no cumplimiento, de hecho, puede hacer que el club descienda de manera directa a la categorĆa inmediatamente inferior.
La presión que se ha ejercido desde las instituciones pĆŗblicas para garantizar la seguridad y controlar el acceso en recintos deportivos ha hecho, segĆŗn los profesionales de Gestigym, que los clubes se pongan las pilas y comiencen a invertir en sistemas que hagan posible esa seguridad y ese control de acceso a sus recintos. Teniendo en cuenta la enorme pasión que hay por el deporte en muchĆsimos lugares de la geografĆa espaƱola, esta medida es fundamental y debe ser cumplida a rajatabla, sin concesiones ni miramientos. AdemĆ”s, las federaciones deportivas obligan a que los clubes dispongan de la mĆ”s Ćŗltima tecnologĆa para llevarlo a efecto. TecnologĆa visionaria que todavĆa no se aplica en todos los Ć”mbitos de la vida.
Heysel, un trƔgico antecedente
Todos los amantes del deporte sabrÔn a qué nos referimos cuando hablamos de la tragedia de Heysel. Una avalancha de gente en un partido de la Copa de Europa de fútbol entre Liverpool y Juventus, disputado en la belga localidad de Heysel, terminó con varios muertos y centenares de heridos. Desde entonces, la UEFA, la FIFA y las diferentes federaciones territoriales han apostado por un control exhaustivo de la seguridad en escenarios deportivos.
Los conciertos requieren de este tipo de controles y sistemas
No sólo los eventos deportivos requieren que se controlen de manera exhaustiva los controles en el acceso para mantener su seguridad. Los eventos musicales, como los conciertos, que convocan a un montón de gente en un estadio o en un pabellón, también necesitan que se produzca un control que haga mÔs seguro y mÔs accesible la entrada a este tipo de recintos.
Evitar sustos y desgracias como la del Madrid Arena, sucedida hace unos cuantos aƱos pero que todavĆa estĆ” muy presente en la memoria colectiva, es el propósito principal de este tipo de actuaciones. Garantizar la seguridad en estos asuntos y hacer posible que las personas puedan disfrutar de este tipo de eventos sin tener que estar preocupadas por lo que pueda llegar a pasar es una obligación y un acto de responsabilidad por parte de las autoridades y los organizadores de estos eventos.
El deporte y la mĆŗsica seguirĆ”n movimiento a miles y miles de personas en un paĆs como el nuestro. Es por ello por lo que seguirĆ” siendo necesario ya no sólo mantener esos niveles de seguridad que los recintos que soportan la asistencia de gran cantidad de pĆŗblico, sino ir mejorĆ”ndolos poco a poco y hacer de ellos los verdaderos garantes del disfrute, la alegrĆa y la felicidad de la gente.