A la hora de emprender hay que ser consciente de los muchos riesgos que se corren. Crear una empresa no es tarea fácil, conlleva mucha responsabilidad y hay que tener siempre presente que la inversión económica que se hace, puede perderse.
Cualquier tipo de negocio o empresa que quieras montar o tengas ya instaurada, necesita ser solvente y rentable. Sino ¿para qué estamos trabajando? Hay muchos factores en juego que pueden hacer que tu empresa prospere o por el contrario, acabe por arruinarte.
Tener un buen plan de empresa, las cuentas claras y un buen fondo de tesorería son cruciales a la hora de mantener tu negocio y no caer en los tan temidos números rojos, deudas, impagos etc. La parte económica de la empresa es al final, la más relevante y por ello, hay que evitar en la medida de lo posible cualquier tipo de riesgo financiero que se pueda correr.
Los expertos en financiación de Findango Finance son contundentes al respecto y dejan clara la importancia de la liquidez de las cuentas. Hay algunas pautas o consejos que puedes tener en cuenta para evitar esos riesgos pero antes de exponerlos, vamos a analizar brevemente, los tipos de riesgo financiero que podemos encontrar.
¿Qué es el riesgo financiero?
Para los profanos o los noveles en estas lides, el riesgo financiero es algo tan simple de entender como difícil de evitar puede ser. En el mundo empresarial se conoce como tal a la incertidumbre que genera el rendimiento de una inversión, merced a los cambios que pueden producirse dentro del sector en el que se trabaja, la imposibilidad de devolver el capital y la inestabilidad en los mercados.
Estos factores constituyen los posibles riesgos de pérdida económica que pueden sufrir las empresas y hay que minimizar. Están estrechamente vinculados con los riesgos económicos ya que los activos de la empresa y los servicios que esta ofrece son determinantes en la evolución de las deudas que posea. El concepto realmente es tan simple como entender que a mayores ingresos, menor riesgo.
Los productos financieros a veces tan necesarios como peligrosos suelen ser susceptibles de causar esos riesgos de insolvencia. Lo habitual es que una empresa adquiera algún producto financiero para impulsar el negocio u obtener liquidez. Eso conlleva intrínsecamente un riesgo.
Tipos de riesgo
Es de suma importancia para poder evitarlos, conocer los tipos de riesgo financiero que se puede encontrar un negocio. Estudiarlos y analizarlos puede dar la clave para evitarlos.
Uno de los riesgos más importantes a los que se puede enfrentar una empresa es el riesgo de crédito. Cuando una de las partes que conforman el contrato no hace los pagos dentro del tiempo y en la forma estipulada en el mismo, la empresa puede sufrir daños económicos. Debido al impago o el pago con retraso del mismo, la disminución del flujo de caja puede ser importante puesto que, ese impago generará gastos mayores y debilitará el crédito. Es importante mantener todos los pagos al día para evitar daños mayores.
En el caso de que una de las partes, aun teniendo activos, es incapaz de asumir sus propios pagos por falta de liquidez, nos encontramos con el denominado riesgo de liquidez. Esto ocurre cuando una empresa que mantiene sus cuentas en pérdidas continuadas, no pude hacer frente al pago de sus trabajadores.
Otro de los riesgos que corre una empresa es el de mercado. Este varía en función de las propias condiciones del mercado en sí. En este caso, influyen directamente los cambios que sufren los valores en el mercado de los productos financieros como los bonos o las acciones.
Los riesgos de cambio en las diferentes divisas y su fluctuación continua constituyen uno de los mayores riesgos en las empresas que operan en los mercados internacionales.
Por otro lado, encontramos los riesgos de interés, derivados obviamente, de las subidas y bajadas de los tipos de interés en según qué momentos. Por ejemplo la subida del Euribor cuando la empresa tiene una hipoteca.
A consecuencia de la inestabilidad política, las empresas pueden sufrir riesgo político. Un claro ejemplo actual es la guerra de Ucrania. Debido a una situación política concreta, pueden verse afectados los intereses económicos de una empresa en mayor o menor medida. Cada país y mercado concreto tiene su propio riesgo político.
El riesgo de inflación vinculado a la incertidumbre propia que genera la evolución sobre el rendimiento real de la inversión. Se produce cuando la variación del poder adquisitivo prevista no se corresponde con la real.
Existe otro tipo de riesgo frente al que no se puede hacer gran cosa de forma directa: el riesgo legal. Los cambios legislativos de un territorio pueden generar pérdidas en la empresa y aunque no se puede atacar directamente, hay que tener en cuenta que pueden producirse.
Como no todos los riesgos que puede sufrir una empresa no son meramente financieros y económicos aunque en ellos repercuta, mencionar que existen riesgos no económicos como por ejemplo el de conducta, la ciberseguridad y los riesgos estratégicos o de reputación.
Como minimizar los riesgos
Si te has decidido a montar tu empresa o ya la tienes, conociendo de antemano todos los factores de riesgo mencionados, puedes tener en cuenta estas claves para minimizar el impacto de los mismos. Emprender no es fácil, mantenerse es más complicado todavía, pero es posible hacerlo y no fracasar en el intento.
Lo primero que se debe hacer es una evaluación de la rentabilidad de la inversión que vas a llevar a cabo. Cuanto más conozcas aquello en lo que vas a invertir, más fácil será evitar los riesgos. Ya lo decía Sun Tzu “hay que conocer al enemigo”.
Anticiparse siempre será favorable. Investigar los mercados, innovar y crear una estrategia de futuro con los posibles cambios que puedan producirse, minimizará los riesgos y con toda probabilidad, hará crecer a tu empresa.
Siempre, siempre, siempre, diversificar. Buscar y encontrar el equilibrio entre las operaciones a llevar a cabo: peligrosas o seguras para la empresa. Arriesgar, pero con cabeza y no poner todos los huevos en la misma cesta.
Hacer una evaluación, y con ello, autocritica si es necesario, de los resultados. Sean buenos o malos, los esperados o con los que no contábamos, analizarlos.
Contratar seguros financieros como herramientas para proteger los intereses de la empresa.