Nuestro día a día implica numerosos desplazamientos de todo tipo. Estos pueden ser por tierra, mar o aire. A pie, en un vehículo, en avión o en barco. Incluso subterráneos utilizando el metro o por la superficie de las vías férreas. Las formas de desplazarse, van en función del trayecto a recorrer, los gustos y preferencias personales y, por supuesto, la necesidad del momento. En cualquier caso, la manera más habitual de cubrir trayectos es por carretera, con la implicación directa de toda suerte de vehículos a motor.
Sin meternos en la cuestión medioambiental que suponen todos estos desplazamientos que se realizan con vehículos o medios de transporte contaminantes como el avión o el barco (el tren lo dejamos al margen por ser considerado más sostenible), existe otro factor contaminante relevante, en el cual, apenas se repara: el asfalto. Sí. El pavimento por el que ruedan y se desplazan todos esos vehículos a motor es un elemento claramente contaminante del que no se habla, o no se habla lo suficiente.
Hace unos años, fue llevado a cabo un interesante estudio en el que quedo mostrado que el asfalto presente en las carreteras de todo el mundo, genera una serie de emisiones de las denominadas contaminantes. Estas emisiones que quedan en el aire, son peligrosas tanto para la salud pública como para la salud del planeta. Los resultados que arrojó el informe dejaban al descubierto que debido a su exposición a las elevadas temperaturas y la radiación solar, los pavimentos son lanzaderas para propiciar un drástico aumento de dichas emisiones. El estudio en cuestión, fue publicado por la revista Science Advances en el año dos mil veinte, y dejaba datos tan abrumadores como que el asfalto genera un trescientos por cien más de emisiones de aerosoles orgánicos secundarios cuando se encuentra expuesto a la radiación solar y elevadas temperaturas. Algo que se produce a diario debido a que se encuentra totalmente expuesto en la superficie terrestre. El SOA (aerosoles orgánicos secundarios), es uno de los contaminantes del aire que tiene una serie de efectos directos sobre la salud pública.
Una cuestión poco planteada
Gracias a este estudio, se dio visibilidad a este problema haciendo patente que estas emisiones pueden variar en función de la exposición al sol y la temperatura. Algo beneficioso, por otro lado, para empresas como Aglomerados GB, que se encargan de fabricar asfalto en frio, cuyas propiedades y beneficios, veremos más adelante. Como decíamos, estas emisiones, se duplican con las temperaturas más elevadas que sobrepasan los cuarenta grados y alcanzan los sesenta. Algo que puede pasar en las épocas estivales.
Los investigadores de la prestigiosa Universidad de Yale, La de Carnegie Mellon y el Instituto Max Planck de Química, realizaron sus estudios, exponiendo el asfalto fresco a diferentes niveles de temperatura, a partir de los cuarenta grados centígrados, dentro de un horno de tubo. Transcurrido un tiempo de la exposición a las diferentes temperaturas, las emisiones se estabilizador permaneciendo constantes. Esto viene a significar, según los expertos encargados del estudio, que debido a que el asfalto se encuentra en constante exposición a los rayos del sol, las emisiones producidas pueden equipararse a las que producen los vehículos a motor.
Uno de los hallazgos principales, consistió en que los productos que se hayan relacionados con el asfalto, emiten mezclas sustanciales y variadas de compuestos orgánicos al aire, a consecuencia de una dependencia directa de la temperatura y las condiciones ambientales. Para los investigadores y especialistas en la materia, resulta importante tener en cuenta este factor a la hora de mantener la lucha contra los efectos que provocan en el medio ambiente todos los elementos directa o indirectamente relacionados con la industria del motor. Hasta la fecha, han sido realizados incontables estudios que determinan el impacto que generan los vehículos a motor y la combustión del aire.
A consecuencia de los citados estudios y la comprobación reiterada de los mismos, se ha ido consiguiendo que las empresas de transporte, entre otras, busquen mecanismos que permitan reducir el daño que generan. Aunque el caso del asfalto es diferente y sus efectos sobre la formación de ozono son menores, el hallazgo, puede conllevar mayor sostenibilidad.
Dado que se trata de otra importante fuente de emisiones que no procede de la combustión pero igualmente influye en la producción de las citadas SOA, debe considerarse el alcance completo de este tipo de fuentes de contaminantes reactivos, así como las diferencias entre los diferentes países y regiones para tomar las decisiones relacionadas con la planificación de la calidad del aire.
Este dato es relevante, debido a que las ciudades modernas cuentan con un elevado porcentaje de carreteras que se utilizan de forma continua. En Estados Unidos, se estima que un cuarenta y cinco por cien de la superficie urbana son áreas pavimentadas, al que hay que sumar un veinte por cien procedente de los techos de los edificios que cuentan con tejas de asfalto.
A las emisiones que se producen a consecuencia del calentamiento del asfalto por la temperatura y las radiaciones solares, hay que añadir que los vehículos son cada vez más pesados. La combinación de la contaminación cuenta con partículas de la superficie de la carretera, el desgaste de los frenos y los neumáticos y superan las partículas que salen del tubo de escape. Con estos datos y los argumentos que presenta la investigación, los expertos aseveran que existe una necesidad primordial de buscar alternativas para que, tanto carreteras como industria de la automoción, se adapten a las necesidades actuales de emergencia climática.
El asfalto en frío, una alternativa más sostenible
Los datos arrojados por el estudio citado han dado como resultado la puesta en marcha una incipiente búsqueda de alternativas para paliar el problema. Mientras llegan las posibles soluciones, encontramos en el mercado un tipo de asfalto que, si bien no es novedoso, empieza a cobrar mayor relevancia en el sector. Se trata del asfalto en frío, una alternativa al asfalto en caliente que parece, menos contaminante.
Como su nombre indica, este tipo de asfalto, se produce a una temperatura inferior a la que se necesita para el asfalto en caliente. Esto lo convierte, en un asfalto más ecológico puesto que requiere un menor consumo en combustibles. Algo que a su vez, repercute en una inferior emisión de contaminantes, disminución del consumo energético y menor producción de CO2.
Dadas las actuales exigencias para tratar de frenar el impacto contaminante en el planeta de las actividades humanas, es fundamental buscar y encontrar alternativas que apoyen el objetivo propuesto, el uso de asfalto en frío, ha visto favorecida su aplicación y uso. En la actualidad, este tipo de asfalto se considera como la opción preferente para mejorar las propiedades y el comportamiento de las mezclas utilizadas de forma convencional.
Cabe señalar que para utilizar un asfalto en frío adecuado, este debe contar con las diferentes y necesarias certificaciones de laboratorio que acrediten, tanto sus cualidades como sus propiedades relativas a la calidad y resistencia que deben ofrecer. Además de certificar el bajo impacto ambiental que produce su fabricación y manejo durante las obras de rehabilitación de las vías en las que se utiliza.
Las citadas pruebas de laboratorio a las que debe someterse el asfalto en frío, ensayan el producto, sometiéndolo a estudios completos que certifiquen lo establecidos en las normas de las entidades pertinentes. Se realizan pruebas a los materiales extraídos para su fabricación y a los que se fabrican en el laboratorio, estas ponen a prueba su compresión, la fatiga o la flexibilidad del material, entre otras cualidades.
Gracias a que es posible que se fabrique a bajas temperaturas, la elaboración del asfalto en frío, no implica un mayor consumo de energía, no presenta los correspondientes problemas de explosión o toxicidad durante su aplicación y hacen posible que se trabaje en condiciones climatológicas adversas, sin correr riesgos como sucede con el asfalto caliente.
Por todo lo citado, se considera que el asfalto en frío debe considerarse como la mejor alternativa para sustituir el asfalto caliente, en las diferentes intervenciones de rehabilitación de pavimentos.
No deja de resultar interesante la cuestión sobre el asfalto y su impacto sobre el medio ambiente. Un aspecto poco tenido en cuenta y en el cual apenas, se repara. Sin embargo, resulta evidente su impacto negativo, sobre todo si tenemos en cuenta que la pintura, sin ir más lejos, es considerada como un claro emisor de gases de efecto invernadero y producto tóxico por excelencia. Por lo que se han buscado soluciones para encontrar pinturas menos agresivas, contaminantes y tóxicas.
En el caso particular del asfalto, cuya implicación es mayor a todos los niveles, pues una gran parte del planeta está cubierta por este material, debería empezar a considerarse la mejor manera de revertir el problema generado. No se pueden cambiar todas las infraestructuras de la noche a la mañana, ni sustituir el asfalto de todo el planeta. Lo que debería hacernos pensar con mayor detenimiento antes de actuar y utilizar materiales que pueden suponer un grave riesgo para la salud de nuestro planeta. Sabemos que el daño ya está hecho a todos los niveles (no solo por el asfalto), por lo que solo podemos actuar en consecuencia.
